Boletines

Los ibaguereños nos morimos de sed

Para no remontarnos al inicio de la ciudad hace 460 años cuando los contados ibaguereños tomábamos el agua de una pileta colocada en la Plaza de Bolívar, remontémonos solo a 50 años atrás para formularnos la siguiente pregunta: ¿Cuántos Alcaldes, Concejales, Dignatarios de Acción Comunal y Gerentes del Ibal han pasado por la ciudad, dejando entrever su ineptitud y falta de vocación de servicio ante un problema tan grave como lo es la falta de suministro de agua?





Sin duda han sido muchos y todos ellos –lo reitero– ineptos y siniestros porque poco les ha importado un servicio tan básico y tan elemental para el ser humano como lo es el agua potable.




Parece que ya se nos olvidó que pastas el Dorado y la Fábrica de Gaseosas Tolima, con una inmensa variedad de productos Postobon, para no citar sino estas dos, tuvieron que irse de la ciudad ante la carencia del preciado elemento. Y es que la verdad sea dicha, Ibagué, es una ciudad que sobrepasa los 600 mil habitantes y duele decirlo, pero seguimos con los mismos tanques de La Pola, auxiliados por otros tanques estratégicamente ubicados por la ciudad, pero que no llenan las características ni los requerimientos técnicos como para poder sacar pecho y decir que Ibagué tiene acueducto.




En la pasada administración de “Gasparín” Rodríguez el Concejo Municipal aprobó la realización de un empréstito de Veinticinco Mil Millones de Pesos, dizque con destino a la construcción de un acueducto alterno para la ciudad, pero ya es vox populi que dichos dineros se presume que se invirtieron en una campaña a la Cámara de Representantes.




Durante el mismo periodo el Gerente de nuestra flamante Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado IBAL fue el Doctor Alfredo Bocanegra Varón, de quien conocí luego de haber terminado su periodo gerencial, una idea maravillosa que consistía en construir una represa por los lados de la variante. O dicha idea no fue expuesta o no fue secundada por los gobernantes de turno. De todas maneras terminó su periodo y el problema siguió latente.




Luego vino el Doctor Jesús María Botero, excelente médico y administrador de huecos y obras de infraestructura, y al lado de él y en su calidad de gerente del IBAL el Doctor José Alberto Girón Rojas, quiso vendernos el cuento de que el IBAL estaba prestando un servicio tan óptimo que se habían recibido tres distinciones: La ISO 9001:2000, la NTC-ISO 9001:2000 y la NTCGP 1000:2004. Todos sabemos que en Colombia y en el mundo algunas empresas que desean figurar y destacarse en los distintos mercados compran dichas distinciones, las cuales solo sirven para resaltar una razón social, más no para solucionar problemas como el caso que nos ocupa, porque con distinciones o sin ellas el problema sigue latente.




Por estos días que recrudece el invierno, uno de los informes del IBAL nos llena de preocupación. Dice el Boletín: “Debido a deslizamientos de tierra, de gran magnitud, esta vez en la Quebrada González, tributaria del río Combeima, nuevamente los operarios de la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado IBAL se vieron obligados a cerrar las compuertas de la Bocatoma.




El Gerente de la Empresa, Libardo Gutiérrez Díaz, aseguró que mientras se restablece el servicio desde el Combeima, habrá suministro de agua desde Cai y Chembe, que no registran altos niveles de turbiedad. Así mismo, se suministrará agua potable que está represada en los tanques de almacenamiento.




“La Quebrada Gonzalez está lavando el derrumbe y por eso la turbiedad ascendió a 70 mil unidades; así es imposible tratarla. Solicitamos a la comunidad que haga uso racional del agua que tiene en los depósitos domiciliarios, porque la emergencia es compleja”; relató el doctor Gutiérrez Díaz.”




¿Qué podemos concluir? Que es una tristeza que se estén desperdiciando los grandes afluentes hídricos con que cuenta la ciudad, pero lamentablemente no existe un acueducto, y a duras penas las albercas de La Pola no son suficientes para prestar un servicio óptimo de suministro de agua potable.



Así las cosas, sigamos votando por estos siniestros personajes que a lo mejor están confabulados con los distribuidores y vendedores de agua embotellada, o mejor aún, resignémonos a morir de sed.
 
Fuente: Luis Hernando Granada C.

Visitas

myspace web counter

Followers